En los primeros años de vida, las relaciones más importantes que establece un niño es con sus padres, especialmente la madre, y familiares más cercanos. Sin embargo, con el inicio de la escolaridad eso se modifica y los amigos pasan a ser básicos para el niño, por eso, que un hijo presente problemas de relación en la escuela puede llegar a ser un problema serio si no se le pone remedio lo antes posible y se le enseñan habilidades sociales.
¿Cómo detecto que mi hijo/a está teniendo problemas con los compañeros y qué puedo hacer?
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Un niño puede expresar que tiene problemas con sus compañeros de maneras bien diversas, como por ejemplo si llega triste o silencioso del colegio y no te explica qué le sucede, si te dice que en el recreo no juega con nadie o si te expresa dolores psicosomáticos como dolor de tripa, de cabeza o similares justo antes de ir a la escuela.
Si tienes esas sospechas y llevan ocurriendo algunas semanas, lo primero que tendrás que hacer es concertar una entrevista con el tutor/a para que te dé su versión y averiguar si él/ella ha detectado algún problema de relación en el aula o en el recreo. A continuación, será fundamental proporcionar al pequeño algunas herramientas en habilidades sociales que le ayuden en la resolución de conflictos. ¿Y por qué es importante que tu hijo adquiera habilidades sociales? Porque éstas le ayudarán a tener éxito en sus actos para obtener las consecuencias deseadas y a evitar o escapar de las no deseadas sin causar dolor o malestar a los demás.
6 herramientas para que tu hijo/a mejore sus habilidades sociales
- PRIMERA. Será imprescindible estar seguros de que tu hijo tiene una autoestima alta y que se ve a sí mismo con capacidad para resolver el problema en el que se encuentra.
- SEGUNDA. Deberá tener un locus de control interno, es decir, que el niño crea que puede cambiar la situación con su propio comportamiento y no que piense que no puede hacer nada para cambiar la situación en la que se encuentra. Indefensión y desesperanza no podrán estar presentes, si se desea solucionar esta situación.
- TERCERA. Asegúrate de que sabe reconocer las emociones básicas (tristeza, alegría, enfado, etc.) porque sólo si las reconoce, podrá interpretarlas en las caras de sus compañeros y actuar de forma empática con ellos, es decir, consolándolos si están tristes, disfrutando de su alegría o tranquilizándolos si se han enfadado, por ejemplo.
- CUARTA. Enseñarle a que sea honesto con aquellos que se están portando mal con él y que si le han hecho algo que le ha molestado, sea capaz de verbalizarlo con serenidad para que no vuelva a suceder. En ocasiones, quien agrede no es consciente de ello porque también él carece de habilidades sociales o de empatía.
- QUINTA. Hacerle ver que es bueno ampliar su abanico de amistades. Que tal vez se está obcecando en relacionarse con Juan y María y no ve que Roberto y Luisa son niños extraordinarios con quienes podría comenzar una nueva amistad. En ocasiones, cuando el pequeño cambia de amigos y deja de forzar la relación con quienes le trataban mal, éstos son los que se le acercan modificando el tipo de trato dado.
- SEXTA. Llevar al pequeño a realizar alguna actividad extracurricular de carácter lúdico y grupal puede resultar también interesante para que tu hijo conozca a otros niños y practique sus habilidades sociales de forma más tranquila y empática. Por ejemplo teatro, manualidades o un deporte de equipo.
Si habiendo realizado estas propuestas la situación no mejora, te sugiero que pidas asesoramiento a un profesional especializado en la infancia. Él escuchará tu caso en particular, valorará a tu hijo y te proporcionará otras pautas personalizadas que ayudarán al menor en este tema que estamos tratando y que tan relevante es.
Espero haberte sido de utilidad con este post y, si lo has visto práctico, te pido también que lo compartas para que pueda ser útil a otras familias. ¡Nos vemos en el próximo post!
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Maite Cobo | Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
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