El inicio escolar está a la vuelta de la esquina. Dentro de unos días más de cuatro millones de niños de entre 3 y 12 años comenzarán las clases escolares en nuestro país. Se trata de un momento muy esperado para la gran mayoría de los padres ya que implica el regreso a la “normalidad” y a las rutinas que tanto bien hacen a los más pequeños de la casa.
El inicio del curso académico supone volver a ver a los compañeros con los que tanto disfruto en los recreos, contarles todo lo que hice durante el verano (incluido el juego de la Play que me regaló mi padre por mi cumpleaños), descubrir quién será mi nuevo tutor/a de este curso, etc. Todo ello a un mismo tiempo, si el niño tiene un temperamento inquieto o nervioso por naturaleza, podrá provocarle episodios de insomnio, pérdida de apetito, mal comportamiento o ansiedad. También podrás encontrarte con que se queje de dolores psicosomáticos como dolor de tripa, de cabeza, náuseas o mareos. Sin embargo, todo es parte de lo mismo, de un malestar provocado por la nueva situación que está a punto de acontecer.
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¿Y qué soluciones puedo aplicar al respecto?
Tales síntomas no son preocupantes ya que tienen una causa específica (la inminente llegada del nuevo curso) y una finalización rápida (pocos días después del inicio de la rutina escolar). Sin embargo, siempre hay tareas que te ayudarán a suavizar la situación hasta de que desaparezca. A continuación te presento algunas:
- UNO: visita el centro educativo unos días antes con tu hijo/a. No será necesario entrar al edificio, dar una vuelta por los patios puede ser suficiente aunque si entráis e incluso podéis llegar hasta la que será su próxima aula mucho mejor ya que desde ese momento podrá visualizar el recorrido que hará y eso le calmará.
- DOS: permítele que participe en la compra de su material escolar y de su ropa para el colegio. Eso será útil para ir poniéndolo en situación.
- TRES: comienza ya con horarios escolares de alimentación y sueño en los días previos al inicio escolar. Al igual que los dos puntos anteriores, éste te ayudará a ir poniendo en situación al pequeño.
- CUATRO: practica la escucha activa y conversa con él/ella, al menos una vez, respecto a los aspectos que le inquietan de este asunto. Sentaos en el sofá tranquilamente, a una misma altura, y escucha a tu hijo/a poniéndote en su lugar, tomando en serio su malestar; no le digas “hijo, eso son tonterías”, “no le des más vueltas, cariño”. Si le dices eso pensará que lo que le sucede no es importante para ti y eso le hará sentirse peor.
- CINCO: aplica con él/ella técnicas de relajación antes de que vaya a dormir o cuando tú lo veas inquieto. Tal herramienta es muy útil para conseguir que un niño disminuya su inquietud y baje su malestar por lo que está sucediendo.
Una vez haya transcurrido una semana o diez días de que hayan comenzado las clases, si ves que los síntomas no remiten, tal vez esté sucediendo otra cosa y pueda ser necesario que vayas a un profesional para que te aclare qué puede estar sucediéndole a tu hijo/a.
Espero haberte sido de utilidad con este post y, si lo has visto práctico, te pido también que lo compartas para que otras personas puedan aprovecharlo. ¡Nos vemos en el próximo post y mucha suerte con el nuevo curso!
.Maite Cobo | Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
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