Cuando un niño es pequeño, el hecho de que crea ser o que imite a un superhéroe o a una princesa de cuento es algo normal. En los primeros años de vida los niños no saben diferenciar con claridad realidad y ficción y necesitan varios años para interiorizarlo. Al principio, utilizan el mundo que les rodea, los cuentos y los dibujos animados para construir su mundo interno y eso les ayuda a organizar y estructurar su propia realidad. Los elementos que introduzcan (superhéroes, villanos, princesas, monstruos, etc.) servirán para que el niño pueda enfrentarse a sus deseos, temores, normas, prohibiciones e ideales y paulatinamente poder ir cogiendo robustez para enfrentarse al mundo real, siempre y cuando no haya sufrido traumas importantes en los primeros años de su vida.
¿Y a qué edad se distingue lo que es real de lo ficticio?
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Es hacia los 3 años cuando los pequeños comienzan a distinguir realidad y ficción aunque de forma muy introductoria; en ese periodo la frontera que distancia ambas es todavía muy permeable. La distinción se desarrollará de manera progresiva y no tomará total forma antes de los 9 años, por eso tendrás que tener mucho cuidado cuando tu hijo esté jugando a los superhéroes ya que, desgraciadamente, se han dado numerosos casos en los que, por ejemplo, los pequeños se han lanzado de un piso elevado imitando a personajes como Superman. Es necesario aclarar, no obstante, que los niños con patologías graves asociadas a la psicosis no siempre evolucionarán de la misma manera y que éstos podrán presentar más dificultades para distinguir entre ficción y realidad, con lo cual necesitarán más de ayuda externa para lograr diferenciarlas.
¿Cómo puedes tú participar en que tu hijo aprenda a distinguir realidad de ficción?
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UNO: Haz que viva experiencias en el mundo real. Cuando un niño está expuesto de forma continuada a la fantasía y carece de vivencias reales con las que poder establecer una comparación, es posible que le resulte aún más difícil saber dónde está la diferencia. Algunos ejemplos de actividades pueden ser:
- Si ha visto una película en la que aparecían árboles que hablaban, llévale a dar un paseo por un bosque real para que vea que en realidad el mundo vegetal, aunque maravilloso, no posee ese don.
- Si ve dibujos en los que aparezcan sirenas, llévalo a un acuario donde uno de sus expertos le explique que tales personajes no se pueden encontrar en nuestros mares y océanos porque forman parte de los cuentos y relatos antiguos.
DOS: cuéntale una historia de ficción en el que, realmente, hayan elementos de la vida real; esto le ayudará a diferenciar aquello que es real a pesar de que esté entremezclado con lo imaginario. Por ejemplo, si le cuentas el relato de El Gato con Botas puedes contarle que los gatos son animales domésticos muy queridos por sus dueños, listos y a los que les gusta comer ratones, pero que no es cierto que sepan hablar ni que lleven botas para caminar.
TRES: si te gustan las manualidades, diseña tarjetas de imágenes y haz paralelismos entre ellas: bombero-superhéroe, caballo-unicornio, lagarto grande-dragón, princesa de cuento-princesa real, etc. Pídele que te cuente a continuación en qué se diferencian y acaba de aclarárselo tú.
CUATRO: sentaos juntos a ver una serie de TV que le guste en el que alguno de sus personajes haga algo irreal (como volar, hacerse invisible, transformarse al tomar un brebaje tipo Astérix, etc.) y buscad juntos qué elementos son reales y cuáles no.
CINCO: sé sensible también a los anuncios publicitarios ya que cada vez más están utilizando elementos fantásticos para atraer la atención de pequeños y mayores.
Espero que la lectura de este post te resulte útil. ¿Me dirás qué te ha parecido? Una última cosa: compártelo si crees que puede servir para otras personas y también me estarás ayudando a mí. Gracias por ello y nos vemos en el próximo post.
Maite Cobo | Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
