Segundos hijos, ¿deseados o impuestos?

Segundos hijos, ¿deseados o impuestos?

¿Te estás planteando tener un segundo hijo para que el primero no esté solo? ¿Reconoces que no te apetece tanto tenerlo como deseaste la llegada del primero? ¿Sientes que te presionan las personas de alrededor para que tengas un hijo con el fin de que los hermanos se ayuden por si  a vosotros, padres, os pasara algo? En el caso de que hayas respondido “sí” a varias de estas preguntas, te interesará seguir leyendo este post sobre segundo hijos que, reconozco, tiene una temática poco habitual.

 

Aspectos positivos de tener varios hijos

 

johnnyvintage by Flickr

No cabe duda de que tener más de un hijo es positivo en numerosos aspectos: el niño aprende a compartir espacios, pertenencias e incluso sus figuras de apego más importantes, que en general son los padres o tutores. Es una increíble fuente de aprendizaje en valores si la convivencia en el hogar se realiza con mayor o menor armonía. Además, cuántos más miembros tiene una familia sin problemas serios de convivencia, como por arte de magia, más se extiende el cariño y más fuentes de aprendizaje hay para sus miembros ya que cada uno de ellos es, sin duda, diferente. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y desde aquí considero importante hacer un llamamiento a la reflexión ya que no siempre será apropiado traer hijos al mundo.

 

Aspectos negativos

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Tener hijos es un tema muy serio que no hemos de decidir con ligereza. En ocasiones las parejas tienen hijos porque ya todos sus amigos los tienen, porque la pareja no va bien e intentan que con un bebé la relación entre ellos mejore, etc. pero eso es, con todos mis respetos y rescatando un título del gran García Márquez, crónica de una muerte anunciada. ¿Y eso por qué? tal vez te preguntarás. Pues porque difícilmente un hijo vendrá para solucionar tus problemas conyugales, es más, sacudirá todavía con más fuerza los pilares en los que está construida vuestra casa, que en este caso es vuestro matrimonio porque su llegada implicará cambios y los cambios siempre van acompañados de inestabilidad.

Steve Bowen by Flickr

Así pues, si el primer hijo no ha de ser píldora para solucionar un problema, el segundo tampoco lo ha de ser. Éste ha de venir al mundo porque lo desees con la misma fuerza que deseaste al primero. Nunca lo querrás igual, porque cada hijo se quiere de forma distinta (ni más ni menos), adaptando tu amor a las necesidades de cada uno, pero por los dos (o tres, o cuatro, o los que vengan) en la mayoría de los casos, serás capaz de dar tu vida. Sin embargo, no lo tengas para que tu primogénito no se sienta solo porque nadie te asegura que tus hijos vayan a tener un temperamento compatible y que, por tanto, vayan a llevarse bien. También podría suceder que alguno de ellos se marchara a vivir a otro lugar, se vieran una vez al año y el trato entre ambos fuera meramente formal. Un tercer supuesto podría ser que sucediera algo y dejaran de hablarse, estoy segura de que conoces a alguien en alguna de estas tesituras.

Así pues, por favor, piensa muy bien darle vida a un nuevo ser porque, si tu corazón no te dice que has de tener otro hijo y quien lo ha decidido es tu cerebro, esa ausencia inconsciente de amor (tú no estarás dándote cuenta de ello) podrás transmitírselo a tu hijo recién llegado y vuestra relación nunca podrá ser emocionalmente sana y reconfortante: él se sentirá solo y poco amado y tú llena/o de unos remordimientos y una culpabilidad que no sabrás de dónde vienen (porque también se mantiene en el inconsciente) que impedirá que vivas tu maternidad / paternidad con paz y serenidad.

Afortunadamente, no sucede siempre; hay casos en los que, tras un embarazo programado desde la razón, el amor incondicional se fragua durante los nueve meses que transcurren. Sin embargo no te arriesgues a que pueda no sucederte. Recuerda: ten a tu hijo porque sí, porque lo deseas, sólo por eso y el vínculo seguro que se creará entre vosotros será eterno.

 

Espero que la lectura de este post te haya resultado útil e interesante. ¿Me dirás qué te ha parecido? Te voy a pedir una última cosa: compártelo si crees que puede servir para otras personas y también me estarás ayudando a mí.

Nos vemos en el próximo post.

 

 

Maite Cobo | Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa

 

 

 

 

 

 

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